Cuando pienso en como describir a mi Pastor Miqueas 6:8 viene a mi mente:
“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.”
Hacer Justicia. Aunque conocí al Pastor y la Hna. Sonia desde la edad de los 6 años nuestra relación se estrechó cuando Dios los trajo a Aurora. Estando a tan solo unos meses de casarme y con algunos problemas encima, ellos nos ayudaron y apoyaron al 100%. Así que cuando empecé a tener mis primeros disgustos y problemas con mi amado esposo el pastor era mi 911. Ya fuera porque mi esposo no quería comerse el sándwich de Boloña que por 5ta vez esa semana le había empacado o por que buscaba comprarse la dichosa moto, mi pastor era el que me escuchaba y siempre me daba la razón. Años después me entere que también le daba la razón a mi esposo... Pero nunca tomo lados, ni nos negó su cariño por nuestras peleas insignificantes y nos hacía caer en cuenta que eran pequeñeces y no valían la pena... hacer Justicia.
Amar misericordia. Atreves de 17 años de ministerio le vi tratar casos duros, situaciones difíciles y complicadas, de personas que fallaban, caían, hasta eran irrespetuosas con él. Y como el profeta Jonas yo me sentaba en mi monte de espectadora a esperar como el Pastor repartía su disciplina. “Aquí lo queremos mijo” “Esta es su iglesia brother” “levántese, nosotros le ayudamos” “Sirvale al Señor”. Asi me di cuenta que el pastor era un hombre de segundas, terceras y hasta cuartas oportunidades. Cuando otras personas y hasta organizaciones rechazaban a alguien, ahí iba mi pastor a visitarles a darles ánimo, a ofrecerles una ayudita. “porque lo hace pastor? Después usted es el malo del paseo” le decía yo: “Mi Yopetina, la gente tiene derecho a levantarse, así te pisen de vez en cuando”. Amar Misericordia.
Humillarte ante tu Dios. Nunca he conocido a alguien que ame tanto orar. Sé que varias veces asustamos al Pastor Bill porque llegábamos como a las 5am el grupo de hermanos, con una grabadora que traía el hno. Fernando y nos tirábamos en el altar a orar. Cuando no tuvimos templo, sabía que a las 7 de la mañana, hora que llegaba a dejarles a Mateo, le iba a encontrar orando en la sala de su casa. Y cuando por fin tuvimos este edificio ese fue su propósito, de llegar a las 3:30am o 4am a orar. Los últimos días en su casa ponía una alarmita en su teléfono y esa era la hora de hablar con su Señor. Nunca he visto un pastor que se goce tanto la alabanza como él. Era el primero en bajar del altar y remolinear junto a los chiquitos de la iglesia. Y ni les cuento de los 40 días de ayuno que promovía al empezar el año! Humillarte ante tu Dios.
Si él estuviera aquí estoy seguro que con su grande sonrisa y su voz que retumbaba nos diría, Siga adelante mi brother, que esto es pan comido! Pero con su ejemplo nos deja Miqueas 6:8 Hagan Justicia, Amen misericordia y Humíllense ante nuestro Dios.
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